Introducción

Testigo de casi todo el siglo XX, Gilberto Martínez Solares representa un caso excepcional del cine mexicano. Autodidacta, se inició como fotógrafo de estudio a fines de los años veinte, para luego debutar como cinefotógrafo y, a partir de 1938 y hasta el final de sus días, dedicarse por completo a la escritura de guiones y a la dirección.

Creador prolífico y ecléctico, vivió todas las etapas del cine nacional: sus cimientos, desarrollo, expansión, crisis y resurgimiento. A la par, exploró todos los géneros cinematográficos y llevó a la pantalla desde novelas clásicas de la literatura universal, hasta las historietas más populares.

Su carrera en el cine se divide en varias etapas. La primera contempla las comedias musicales interpretadas por Mapy Cortés, a quien elevó a la categoría de “primera estrella del cine”, con éxitos como Internado para señoritas, Yo bailé con Don Porfirio y El globo de Cantolla, que constituyó un hecho sin precedente, ya que el público aplaudía diario al término de la función.

La segunda se compone de un corpus de comedias urbanas, melodramas y dramas, que destacan por sus historias, estupendos elencos y altos valores de producción. La tercera inicia a fines de los años cuarenta, cuando Martínez Solares dirige por primera vez a Germán Valdés Tin Tan, a quien despojó de su personaje de pachuco para convertirlo en un antihéroe urbano, pícaro, divertido y tan entrañable, que de inmediato conectó con el público, a tal grado que esa afortunada mancuerna cambiaría el rumbo de la comedia cinematográfica en México. La cuarta corresponde a las películas filmadas en los años sesenta y setenta con figuras populares a la cabeza del reparto: Blue Demon, El Santo, Capulina, La India María y Juan Gabriel. La última etapa abarca las cintas de acción y las llamadas sexy comedias, filmadas en colaboración con su hijo Adolfo.

Los filmes de Martínez Solares nunca pasaron desapercibidos por la crítica especializada, que los alabó y vapuleó con la misma intensidad, y que actualmente posiciona a Calabacitas tiernas, El Rey del barrio, El ceniciento, El globo de Cantolla y Yo bailé con Don Porfirio, entre los cien mejores de la historia del cine mexicano.

Al igual que una película, una exposición es el resultado de un anhelo y de un esfuerzo conjunto, que en esta ocasión tuvo que multiplicarse ante los retos que impuso la pandemia provocada por el Covid-19. Fue sólo gracias al generoso apoyo de directivos de instituciones, custodios de acervos, coleccionistas privados, colegas y amigos, que pudo materializarse. A todos ellos nuestra gratitud y  reconocimiento. Gracias muy especiales a Malú Martínez Cantú, Adolfo Martínez Solares y familia, por su confianza; y al querido Roberto Fiesco por el préstamo de un centenar de piezas de su colección particular.

El equipo participante dedica El ingenio foto fílmico de Gilberto Martínez Solares: 70 años de creación a la memoria de Pablo Marentes Martínez, nieto de Don Gilberto, y muy querido amigo, quien siempre apoyó este proyecto que, a modo de sincero homenaje, pretende saldar una deuda histórica con quien fuera un extraordinario fotógrafo y un pilar de la cinematografía mexicana.

Elisa Lozano, diciembre de 2020.