Introducción

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Los mexicanos siempre han tenido una relación conflictiva con la lectura, sin embargo, en nuestro país se han producido manuscritos e impresos de gran valor en todos los periodos históricos. Las grandes civilizaciones mesoamericanas plasmaron su visión del mundo en códices pictográficos. En tiempos del virreinato, se estableció en la Ciudad de México la primera imprenta de América y en los tres siglos que duró la Colonia se publicaron varios libros notables. A fines del siglo XVIII, los jesuitas expulsados del territorio novohispano editaron en Europa textos que fueron claves para la fundación de la nación mexicana.

En el siglo XIX, en los primeros años del México independiente, se publicaron folletos y libros que marcaron el debate político de la época. Además, artistas viajeros que pasaron por México plasmaron en grabados sus visiones de nuestra nación. A mediados de esa centuria, se editaron en nuestro país algunas piezas de alta calidad de corte romántico y costumbrista. A medida que el hábito de la lectura se fue incrementando en el país, la industria del libro se fue consolidando, y en el porfiriato ya se publicaron revistas y libros refinados. Tras el triunfo de la Revolución mexicana, en el llamado renacimiento mexicano, la industria editorial vivió un auge sin precedentes. Escritores y artistas de la talla de Alfonso Reyes, Octavio Paz, Rufino Tamayo, Carlos Mérida y Leopoldo Méndez publicaron verdaderas joyas bibliográficas que establecieron una cultura libresca importante. En las décadas de 1970 y 1980, surgió un movimiento contracultural pequeño, pero muy activo, de artistas que hacían libro-objeto.

A pesar de toda esta riqueza, aún no tenemos una visión integral de la historia de los artistas mexicanos con el libro, pero en la biblioteca de Carlos Monsiváis encontramos ejemplares que dan cuenta de ella. Con su acervo y el apoyo de amigos del escritor -notablemente de Arturo Saucedo y Yani Pecanins- hemos tratado de presentar una visión de conjunto de la riqueza de la bibliofilia mexicana. Éste es un primer acercamiento a un universo cultural que merece ser estudiado una y otra vez.

Rafael Barajas “El Fisgón”